lunes, 8 de junio de 2009

Decreto 1290

Decreto 1290 y mi labor docente


El decreto 1290, cuyo mayor pilar es la potencialización de las autonomías institucionales, puede llegar a favorecer o desfavorecer mi labor docente, en cuanto al campo curricular, pedagógico, didáctico, formativo y evaluativo, según desde el punto de vista en que se mire y desde la perspectiva de la que se tenga referencia.

En primer lugar se mencionará, que con lo promulgado en este nuevo decreto, el maestro pude participar más activamente en la estructuración de todos los aspectos relativos tanto a los estudiantes, como a los proyectos, planes de estudio y formas de evaluar que los involucren directa o indirectamente.

El maestro su puede convertir en una voz dentro de las decisiones de la institución, el cual pueda intervenir, favoreciendo las características personales, intereses, ritmos de desarrollo y estilos de aprendizaje de los estudiantes, fortaleciendo así la formación integral del alumno dentro del proceso enseñanza-aprendizaje.

El maestro de igual manera, debe garantizar y promover la participación del alumnado en general, en cuanto a aspectos que les converjan a estos; aspectos evaluativos, planes de formación, procedimientos y estructuras formativas que favorezcan su proceso y ciclo de aprendizaje y actividades cotidianas o esporádicas que intervengan en dicho proceso.

De esta manera el estudiante conoce el funcionamiento del sistema institucional y se hace partícipe de él, para que de esta manera, no sólo conozca sus derechos, sino también sus deberes y pueda así ser consciente del papel tan importante que desarrolla dentro del proceso de formación en la escuela.

De acuerdo a esto, el alumno se debe hacer consciente de la autonomía que debe tener frente a su proceso formativo, pues ya el aprendizaje se pretende que sea significativo y no simplemente repetición y memoria, que sólo permite desarrollar las facultades memorísticas y no la comprensión de significados y construcción de textos.

Siguiendo con esta perspectiva, el maestro debe además de ser el portador del conocimiento, debe llevar a cabo una serie de metodologías y estrategias que le permitan al estudiante adquirir los diferentes conocimientos, con el fin de que se dé la menor cantidad de repruebo, pues lo que buscan todas las instituciones es obtener y tener educación de calidad.

Cuando estos objetivos no se logran obtener de manera satisfactoria, el maestro debe comenzar a replantear y a pensar su propuesta y su quehacer educativo, con el fin de identificar qué fue lo que realmente falló para que los alumnos no adquirieran las competencias necesarias para alcanzar los niveles de aprendizaje propuestos por las instituciones para la promoción.

El docente es quien plantea su propuesta pedagógica y didáctica y por ende quien conoce las competencias propuestas para que el alumno alcance; si éste no logra potencializar dichas competencias, el maestro debe indagar, qué le hizo falta y cómo pude ayudar al estudiante a mejorar su proceso.

Aclaro, que cuando el estudiante pierde, el maestro debe realizar todo lo que esté a su alcance para que el alumno supere su dificultad, pero no es totalmente culpa del docente, que el niño o joven repruebe, por lo que se debería realizar un examen diagnóstico de la realidad vigente, para que se determine así, la forma más correcta de intervenir en los diferentes casos y se llegue a un acuerdo común entre estudiante y maestro; definitivamente es una exigencia más para el maestro, tener que replantear su forma de enseñar, aplicar y evaluar, cada vez que uno de sus alumnos repruebe.

En conclusión, el desempeño del maestro debe ser de calidad y no solo de cantidad, pues él debe estar alerta de todos los aspectos presenten en la reelaboración de la propuesta estructural del proceso evaluativo y en su propuesta de enseñanza que contenga todo lo necesario en cuanto a lo procedimental, conceptual y actitudinal, para el desarrollo y al formación integral del sujeto.

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